lunes, 15 de mayo de 2017

Un botiquín en la huerta. fuente : el correo

Un botiquín en 

la huerta

La moda de los 'superalimentos' no se debe entender como la ingesta selecta de algunos ingredientes exóticos y con propiedades poco demostradas. Muchos son tan corrientes como los que ponemos en nuestras ensaladas

Dejamos atrás reclamos publicitarios para echar un vistazo a los huertos. Es en ellos donde se encuentran los verdaderos ‘superalimentos’, aquellos que contienen un índice elevado de nutrientes que favorecen nuestra salud y ayudan a proteger nuestro organismo de enfermedades. Ojo, que tampoco hay que pensar que sus propiedades son ‘milagrosas’, todo en su justa medida.

Hay que tener en cuenta que la mejor manera de garantizar una ingesta equilibrada de nutrientes de cara a una salud óptima sigue siendo el seguimiento de una alimentación variada que incluya abundante fruta y verdura. Y es que si bien muchos de los llamados ‘superalimentos’ son productos muy saludables, no todos esconden evidencias científicas sobre sus efectos directos en la salud. Por ejemplo, hay estudios realizados con zumo de granada en los que se ha observado que puede bajar la tensión arterial a corto plazo, así como reducir el estrés (desgaste) oxidativo, en personas sanas.
Otros que afirman que el cacao reduce drásticamente el riesgo de cardiopatías mediante la reducción de la tensión arterial y el aumento de la elasticidad de los vasos sanguíneos. Y así es, pero, tal y como señala el European Food Information Council, existen dificultades a la hora de aplicar los resultados de esos estudios a dietas reales. «Esto se debe a que las condiciones en las que se estudian los alimentos en los laboratorios suelen diferir, y mucho, de la manera en la que esos alimentos son consumidos normalmente por la gente en su dieta cotidiana».
Curen o no, tampoco los expertos se ponen de acuerdo en las propiedades de cada uno, ni siquiera en una definición exacta para ‘superalimento’, así que más vale ser precavidos. Siempre es mejor seguir los consejos de nuestro médico, porque si llevamos un tratamiento puede haber productos que ayuden, pero otros que sean contraproducentes.
Si nuestro estado de salud es bueno, añadir a nuestra dieta ‘superalimentos’, según la definición de alimentos ricos en nutrientes vinculados a la salud que además tengan un contenido importante en vitaminas y/o agentes fitoquímicos, mal no nos vendrá. Así, y siguiendo siempre la máxima de que de nada conviene abusar, los berros, la lechuga, las zanahorias, los tomates, los frutos secos, algunas semillas como las de cáñamo y el aceite de oliva, ingredientes tan presentes en nuestras ensaladas, son importantísimas dentro de nuestra alabada Dieta Mediterránea.
Tras aceptar que el tema de los ‘superalimentos' no parece ser de momento una moda pasajera, menos cuando el cocinero Alberto Chicote les ha dedicado un programa televisivo, y sabiendo que no son milagrosos, nos fijaremos ahora en algunos de los más importantes según sus beneficios demostrados.
Castañas. Su alto contenido en vitaminas antioxidantes (E y C) las convierten en una buena elección para personas que sufren trastornos cardiovasculares y en la prevención de enfermedades crónicas relacionadas con la nutrición (diabetes, cardiovasculares, cáncer...).
Fresas. Comer un mínimo de tres porciones a la semana puede ayudar a reducir el riesgo de sufrir un ataque cardíaco.
Tomates. Su consumo reduce la incidencia de distintos tipos de cánceres, especialmente el de próstata. El motivo, un carotenoide presente en esta hortaliza llamado licopeno.
Aceite de oliva. Su componente principal, el ácido oleico, contribuye a disminuir el colesterol LDL (’el malo’), sin reducir los niveles de HDL (‘el bueno’). Además, disminuye el riesgo cardiovascular.
Salmón. Ayuda a prevenir problemas cardiacos y a aliviar el dolor articular que padecen los pacientes con artritis reumatoide. Sobre otros ‘superalimentos’ como las semillas de chía, las bayas de goji, el asaí o el polvo de maca todavía hay pocas investigaciones y evidencias demostradas al respecto.
De qué hablamos al decir...
Fitoquímicos:
-Ciertos tipos se llaman antioxidantes, flavonoides, carotenoides y polifenoles.
-Susceptibles de proteger contra el cáncer. También asociados al descenso de la presión arterial, la mejora de la visión y la reducción del colesterol.
-Amplio grupo de nutrientes vegetales no esenciales dotados de propiedades de prevención y protección contra las enfermedades entre los que destacan algunos como el resveratrol del vino tinto, los polifenoles del té, el betacaroteno de frutas y verduras o los isotiocianatos de las verduras crucíferas.
Antioxidantes:
-Compuestos químicos que bloquean la actividad de los radicales libres.
-Protegen contra las lesiones celulares.
-Frutas, verduras, hortalizas y cereales.
Carotenoides:
-Compuestos fitoquímicos que comprende el caroteno, el betacaroteno y el licopeno.
-Antioxidantes potentes.
-Dan el color naranja a las zanahorias, las calabazas y otras frutas, verduras y hortalizas.
Licopenos:
-Grupo de compuestos fitoquímicos.
-Antioxidantes potentes.
-Se encuentran en frutas y verduras como el tomate y el pomelo rosa.
Flavonoides:
-Grupo de compuestos fitoquímicos.
-Asociados a la longevidad y a la reducción de los riesgos de cardiopatía.
-Antioxidantes potentes.
-Bayas, frutas de huerto (como el bok choy) y con cáscara, judías verdes y otras verduras.
Ácido Fólico:
-Es una especie de vitamina B, también llamada folacina.
-Indispensable para el crecimiento y en la dieta de las mujeres embarazadas.
-Su nivel es especialmente elevado en las verduras de hoja de color verde oscuro, como las hojas de nabo o grelos, las hojas de remolacha o las espinacas.
Glucosinolatos:
-Compuestos químicos que contienen azufre.
-Se cree que previenen el desarrollo de ciertos tipos de cáncer.
-Verduras crucíferas como la rúcula, el bok choy, la col, la col rizada o el berro.

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