Alimentos que matan
Unos 90.000 españoles mueren cada año por la ingesta de ‘comida basura’, que no son precisamente pizzas y hamburguesas, sino cantidad de productos que se ofertan a diario en los paneles y estanterías del supermercado
La ‘comida basura’ es la más barata del mercado y mata cada año a unos 90.000 españoles. Los fallecidos no son sólo quienes se atiborran a pizzas y hamburguesas, los productos que tradicionalmente se tildan con este adjetivo, sino gente corriente, como usted y como yo, que acude a su supermercado de confianza, compra lo que se ajusta mejor a su bolsillo y se lleva para su casa «veneno sin regularizar». Así de contundente se muestra la organización VSF Justicia Alimentaria Global, integrada por médicos, veterinarios, abogados y otros profesionales liberales, que se ha propuesto «salvar vidas» entre los usuarios de la industria alimentaria española, carente de una «regulación seria». La cifra de víctimas de la que hablan, 90.000, no es una estimación, sino el resultado de una investigación publicada en la que es -con permiso del ‘British Medical Journal’- la revista médica más prestigiosa del mundo, ‘The Lancet’. Según estas cifras, la industria de la alimentación se lleva cada año la vida de uno de cada cinco fallecidos.
«Lo que está ocurriendo en nuestro país -en el conjunto de España, porque Euskadi no es ajena a ello- es un desastre, un verdadero problema de salud pública y de conculcación de derechos humanos», afirma Javier Guzman, director de VSF Justicia Alimentaria Global, que acaba de visitar Euskadi para participar en la Semana de Humanidades de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao. Según diferentes trabajos que maneja la organización, por cada día de vida que nos quita el tabaco, la imposibilidad de llevar una dieta saludable se cobra otros cuatro.
Esto es así porque el 44% de la población, casi la mitad de los ciudadanos, carece de los recursos necesarios para financiarse una alimentación sana, ajustada a los cánones de la dieta mediterránea (verduras, cereales, pescado y fruta); en consecuencia se ve obligada a recurrir a producto barato, precocinado y «generalmente insano. La alimentación está resultando más perniciosa que el tabaco», sentencia rotundo, por si cabía lugar a dudas.
Sal, azúcar y grasas saturadas
El estudio de ‘The Lancet’ sobre el que pivota el discurso de Justicia Alimentaria Global revela que un 55% de las cardiopatías son consecuencia directa de la mala alimentación, lo mismo que el 40% de los casos de diabetes tipo 2 y el 40% de los cánceres de colon, estómago y esófago. Los jinetes del apocalipsis de nuestra mesa son tres, no cuatro, y se llaman según la Organización Mundial de la Salud azúcar, sal y grasas saturadas. La institución internacional con sede en Ginebra sostiene que la ingesta diaria de la primera no debería superar los 25 gramos; la de sodio los 5; y los 15 gramos, la de grasas saturadas. A nada que coma usted fuera de casa o su trabajo diario le obligue a tirar de comida preparada de supermercado, dese por vencido. «Supera con creces esas cifras».
La atención sanitaria de las enfermedades provocadas por este tipo de alimentos genera a las arcas del Estado un desembolso anual de 20.000 millones de euros, lo que supone el 20% del gasto total en salud. «Hemos llegado a un punto en que todo esto merece una reflexión muy seria y amplia», defiende Guzmán. «No podemos seguir permitiéndonos ser el primer país de la Unión Europea en obesidad infantil y el segundo del mundo».
Campaña para Navidad
Diferentes trabajos publicados en los últimos años coinciden en que el 45% de los niños españoles presenta sobrepeso o directamente obesidad, algo que los especialistas no dudan en calificar como una auténtica pandemia. Un informe de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) ha alertado de que sólo el 23% de los chavales lleva un estilo de vida sano que combine una dieta rica en verduras, pescado y fruta con la práctica regular de ejercicio. VSF Justicia Alimentaria Global atribuye lo que está ocurriendo al «cambio de industria alimentaria» que se ha dado en España en los últimos veinte años. En ese tiempo, «el producto fresco se ha encarecido un 90%» y la ‘comida basura’ mantiene, en líneas generales, los mismos precios que en la década de los 90. «Hay una franja de población que puede comer mejor, pero la mayoría de los consumidores se ven forzados a hacerlo peor, con un impacto brutal sobre su salud», advierte.
La organización que dirige Javier Guzmán pondrá en marcha las próximas Navidades una campaña dirigida a reducir a cero el IVA del producto fresco y mantener los tipos más altos (4% y 10%) para los más dañinos para la salud. Esta fórmula, según dice, ha funcionado en los países nórdicos . No le cabe ninguna duda: «comer es lo que más nos enferma», recalca.
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