l decreto aprobado este martes por el Gobierno vasco que obliga a multitud de lugares públicos a contar con desfibriladores en sus instalaciones ha sido recibido con ilusión por los sanitarios de Euskadi. Opinan que esta medida ayudará a salvar vidas. Y es que, según destacan, la posibilidad de superar un infarto está directamente relacionada con la rapidez con la que se actúa. Luis Alciturri, director de UMADE, Urgencias IMQ, insiste en que este aparato "puede revertir la muerte súbita siempre y cuando se utilice dentro de los cinco minutos posteriores a que esta se haya producido". A partir de ahí, la probabilidad de salvar la vida de una persona que haya sufrido una insuficiencia cardiaca se reduce considerablemente. Dudar no es una posibilidad.
Utilizar un desfibrilador es una tarea sencilla. El propio aparato muestra imágenes claras e indica por voz las instrucciones básicas que nos ayudarán a seguir el procedimiento correcto, una vez que se colocan las dos paletas en el pecho de la persona infartada. No obstante, los expertos insisten en la importancia de coger el teléfono desde el minuto uno y llamar al 112. Ellos indicarán al interesado los pasos a seguir y además enviarán una ambulancia. Importante. "Podríamos comparar el desfibrilador con un extintor. Hoy están en todos sitios, pero cuando no existían el fuego avanzaba de tal manera que en muchos casos los bomberos llegaban cuando ya estaba todo quemado. El objetivo es que el afectado recupere el ritmo cardiaco antes de que lleguen los servicios sanitarios. Si no, hay poco que hacer", explica Alciturri.
Pero, ¿existe algún riesgo a la hora de utilizar este dispositivo? Lo primero que hay que tener en cuenta es que cuando hablamos de una persona que ha sufrido una paro cardiaco hablamos de una persona que ha fallecido. No se puede matar a alguien que ya está muerto y, por tanto, lo único a lo que nos arriesgamos es a devolverle a la vida. Eso sí, hay que tener en cuenta algunos factores como evitar que la persona afectada se encuentre sobre una superficie mojada cuando se le aplican las descargas y que nadie esté en contacto directo con él ni con el aparato en ese momento.
Para conocer con más detalle cómo hay que proceder ante una situación de este calibre existen cursos divulgativos. Alciturri cuenta que ahí se nos darán las nociones básicas para estar confiados y actuar en consecuencia. "Es frecuente que a quienes acuden a estos cursillos les preocupe dar una descarga a quien no lo necesita. Aquí les explicamos cuestiones tan básicas como que si hay actividad eléctrica en el corazón, el aparato no funciona. Son cosas lógicas, pero si no lo sabes te asustas. De ahí la importancia de acudir a estos talleres".
Cabe destacar que en un 50% de los casos en que una persona sin antecedentes de una enfermedad cardiaca es atendida a tiempo no quedan secuelas. Ahora solo queda esperar para ver si con la nueva medida esa cifra aumenta de la manera prevista. Esperemos que sí.
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