LA CADERA NO SE ROMPE EN UN DÍA
La cadera no se rompe de la noche a la mañana. Más que un golpe o una caída, lo que provoca la rotura de la articulación que permite caminar, la que une la pierna con el tronco del cuerpo, es una vida sedentaria, carente de ejercicio y con una alimentación insana, alejada de los patrones de la dieta mediterránea. También la genética y el hecho de ser mujer -en ellas se dan el triple de casos que en los hombres- influyen decisivamente en el riesgo de sufrir un accidente de este tipo. Pero poco, o más bien nada, puede hacerse en ese terreno. «A los 30 años el hueso está formado. A partir de los 70, sólo podemos evitar un accidente si caminamos con cuidado y nos movemos por la casa con tranquilidad, basta un poco de cuidado», explica el traumatólogo Antón Arrien, que hablará hoy sobre esta cuestión en el foro Encuentros con la Salud de EL CORREO.
La fractura de cadera es uno de los problemas de salud más comunes de la tercera edad y que más trabajo dan a las unidades de traumatología. El 80% de los accidentes se producen en mayores de 70 años, pero rara es la ocasión en que los cirujanos se encuentran sobre la mesa de operaciones con alguien menor de 65. Uno de los últimos informes conocidos en España sobre el alcance de esta patología revela que entre los años 1997 y 2008 la cifra de cirugías para recomponer esta articulación creció un 15,65%; y casi dos puntos más en Euskadi (17,42%). El paulatino envejecimiento de la población hace prever que de aquí a 2050 la cifra de intervenciones se multiplique por tres, según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud.
La parte superior del fémur, la 'bola' que permite el juego de la articulación llamada cabeza femoral, suele romperse por distintas partes, como consecuencia de una caída o bien por la fragilidad del hueso. «Es difícil saber si la caída se produce por un fallo del hueso o si la cadera se rompe a causa de la caída», explica el experto, coordinador de Traumatología de la clínica IMQ Zorrotzaurre. Los huesos comienzan a perder su resistencia natural en las mujeres con la menopausia y en los hombres a partir de los 70.
Admitir la realidad
Una vez que el hueso está formado, la prevención se limita a evitar posibles riesgos. «Cada uno ha de ser consciente de sus capacidades y si se es un poco más torpote, tendrá que quitar la lámpara o el jarrón del pasillo de casa», recomienda el experto. Arrien aconseja, además, no atolondrarse para abrir la puerta o al ir al baño y, si es posible, quedarse sin salir los días de lluvia para evitar resbalones. «No hay que agobiarse, porque si te la pegas, tienes dos problemas», reflexiona.
La cirugía de cadera se practica en la actualidad a cualquier edad -«ayer intervenimos a una persona de más de cien años», aclara-, aunque advierte que un 25% de las personas operadas fallece en el año siguiente. «Es mera estadística. A esas edades, te puede matar un simple catarro», concluye el especialista.
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