No es extraño que a muchas personas les haga más felices hacer regalos que recibirlos y tampoco lo es que la posibilidad de ayudar a alguien, sobre todo si es una de nuestras personas queridas, es una de las sensaciones más reconfortantes y poderosas que existen. La explicación está en que la generosidad bien entendida beneficia a la salud
La generosidad beneficia alegremente la salud. ¡Está demostrado! Te contamos los cuatro principales beneficios que aporta a tu mente y a tu cuerpo el hecho de dar sin pedir nada a cambio.
1. Puede reducir la presión arterial. Ayudar a los amigos y a la familia puede ser una de las vías más saludables para mejorar tu salud cardiovascular. Un estudio publicado en 2006 en la revista Journal of Psychophysiology encontró que los participantes que daban algún tipo de apoyo social o trabajaban en alguna ONG tenían cifras de presión arterial menores que los que no lo hacían. El estudio no menciona que los que acostumbran a ayudar a los demás suelen recibir ayuda y apoyo cuando más lo necesitan. Al parecer, y tiene toda la lógica del mundo, cuando estás ahí para tus amigos ellos también suelen estar cuando los necesitas.
2. Reduce el estrés. Regalar dinero o hacer regalos desinteresados también es bueno para la salud. Un estudio publicado en la revista Journal of Health Psychology asegura que las personas que deciden no regalar nada de dinero a su pareja por una fecha importante sienten vergüenza y sus niveles de cortisol, la hormona del estrés, se disparan.
3. Te hace más longevo. Una investigación publicada en 2013 en la revista American Journal of Public Health asegura que las personas que acostumbran a ayudar a los demás están protegidos del impacto negativo del estrés sobre su esperanza de vida. Los que no suelen ser muy generosos tenían, según el estudio, hasta un 30 por ciento más de riesgo de mortalidad si durante el estudio reportaban al menos un suceso estresante en su vida.
4. Mejora el estado de ánimo. Las investigaciones demuestran que regalar dinero o hacer regalos hace sentir tan bien a las personas como recibirlo. Esta sensación de bienestar se ha comprobado mediante técnicas de imagen porque se activan las mismas regiones del cerebro relacionadas con los centros de placer tanto cuando se da como cuando se recibe dinero o un regalo.
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