Música en Vena en una asociación que organiza conciertos en hospitales. Su público son pacientes conectados a máquinas de diálisis, en tratamiento psiquiátrico o contra el cáncer.
Quieren hacer más llevadera las horas que pasan mientras combaten su enfermedad
Los pasillos de la sala de la Unidad de Diálisis de la Fundación Jiménez Díaz se transforman por unos minutos en un espacio de ensayo. Cuatro saxofonistas sacan sus partituras y afinan sus instrumentos, mientras comentan el repertorio que van interpretar a un público muy especial: 14 pacientes conectados a las máquinas de diálisis. Una vez dentro, colocan sus asientos y atriles, y tras el “un, dos, tres” comienza a escucharse The Entertainer de Scott Joplin. El espectáculo es una de las actividades que organiza Música en Vena, asociación liderada por Virginia Castelló, desde hace casi tres años. La iniciativa surgió de su propia experiencia como acompañante de una paciente oncológica, su cuñada, afectada por un sarcoma. Castelló vio de cerca lo que implica someterse a largas e incómodas sesiones de quimioterapia y quiso “romper con el sufrimiento” que se experimenta en estos lugares. “Comencé tocando el cuatro (un instrumento de cuerdas con forma de guitarra pequeña, típico de Venezuela), para los niños de oncología de los hospitales Gregorio Marañón y Niño Jesús. Luego invité al mago Rafael Benatar y un día abordé a Jorge Pardo (saxofonista y flautista de músicos como Paco de Lucía) en un club de jazz”.
Hoy, Música en Vena trabaja en 15 hospitales madrileños y organiza entre 12 y 14 conciertos mensuales. “Antes iba a buscar a los artistas en los locales, ahora tengo lista de espera de los que quieren participar”. En su programa han colaborado, ad honorem, importantes figuras de la música y el espectáculo como Lolita o la cantaora flamenca Sandra Carrasco, y otros menos populares pero muy conocidos en los predios del jazz. Y los pacientes lo agradecen. “Que te traigan música te anima, sientes que te toman en cuenta”, dice Daniela Daza, que se somete a una diálisis.
Expansión por España
La música parece surtir efecto también en los profesionales sanitarios. La nefróloga María Vanesa Pérez asegura que “el día que viene Música en Vena, el ambiente cambia mucho tanto para nosotros como para el paciente”, mientras la auxiliar de enfermería Pilar Aliaga se mueve al ritmo de Tico tico, de Zequinha de Abreu, al arreglar una de las camas que queda libre. “¿No ves que estoy bailando?”, dice. “Y cuando preguntamos a los pacientes qué tal les ha parecido el concierto, la mayoría dice que lo ha disfrutado mucho”.
Castelló y sus hijos Juan e Ignacio, ambos de 19 años y también músicos, tienen muchos proyectos en mente, para los que buscan apoyo financiero. “Queremos llegar a más hospitales de España, desarrollar una escuela de música para los niños ingresados y hacer conciertos en las unidades de neonatología”.
El cuarteto cambia de escenario, de la zona de diálisis al Hospital de Día para pacientes oncológicos. En la sala, Gregorio Muñoz de la Losa, que recibe quimioterapia por un cáncer de colon, aplaude efusivamente tras escucharBlue Monk, de Thelonious Monk.
“Es una experiencia muy agradable, relajante, creo que a los enfermos nos viene muy bien”, reconoce. Tras tres horas en el hospital, termina el trabajo de los músicos Daniel Rouleau, Costanzo Laini, Francisco Martínez y Gabriel Palacios. Es la primera vez que participan en Música en Vena y coinciden en que ha sido una experiencia diferente. Luego, en silencio, recogen sus instrumentos.
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